martes, 3 de diciembre de 2013

Tertulia Psicoanalisis, Cine: "La hija de Ryan"

CICLO: "MUJERES INFIELES"
 
Iniciamos este ciclo a través de tres grandes películas sobre el tema: "La regenta"(1974) de Gonzalo Suárez, "Madame Bovary" (1991) de Claude Chabrol y "Anna Karenina" ( 2012) de Joe Wright, en las que se aprecia como las mujeres son doblemente infieles, al contrario que los hombres.

Abrochamos el ciclo con "La hija de Ryan" de David Lean, 1970.

 

Ciclo "mujeres infieles": "La regenta", "Madame Bovary" "Anna Karenina". Reseña



José Vanaclocha, nos introduce cinematográficamente en la novela de Tolstoi, encontrando que ha sido versionada muchísimas veces, la primera de ella bajo el nombre “Amor” protagonizada por Greta Garbo aún en cine mudo, aprovechando la historia de amor entre los dos actores protagonistas. La misma Garbo protagoniza lo que J. Vanaclocha considera la versión más interesante, de 1935, dirigida por Clarence Brown. En 1948 la interpreta Vivien Leigh, y la última, del 2012, por Keira knighley y dirigida por Joe Wright es la más floja en su opinión. Las demás versiones llegan a España en la gran pantalla, aunque en realidad son series televisivas, interpretadas, entre otras por Jacqueline Bisset, o Sophie Marceau. José Vanaclocha, pasando la palabra a la mesa, lanza un interrogante, y es que tras ver las tres películas que nos han ocupado, La regenta, Madame Bovary y Anna Karenina, se pregunta qué diferencia a Madame Bovary de Anna Karenina, Pues la regenta sí está en un entorno rural, hay la religión, pero las dos últimas tienen mucho más en común. ¿En que es distinta Anna Karenina de M. Bovary?


Paco Hernández, continúa con la tertulia, no sin mencionar que aunque parezcan cuestiones clásicas, la lectura de la modernidad en estas u otras películas, no es según el objeto que se plantea sino según quien lo observe, pasando a hacer una perspectiva histórica de la alta sociedad moscovita de la época de Tolstoi, formada por nobles, militares y burgueses, y recordando que cuando la novela es publicada en 1887, hace tan solo 17 años que se abolió la esclavitud en Rusia. Esto es algo que descoloca a la alta sociedad, incluso en cuanto a la elección de pareja. Es una complicación para las madres que antes no tenían que afrontar, a la hora de instruir a sus hijas para elegir marido. Esta elección amorosa ya no es de los padres, como era habitual hasta entonces, sino de las jóvenes y ya no por otras causas, sino por amor. Este desajuste hace que las elecciones de estas mujeres, sean un rompecabezas.  A este propósito Paco H. lee un pasaje de Tolstoi: “La mujer es un tema inagotable: por más que la estudie uno, siempre encuentra algo nuevo” [Ed. ALBA, 2012. (p.214)].


Teresa Ferrer, en este punto agradece a Paco H. que nombre la cuestión del matrimonio porque ahora, en nuestros tiempos, parece algo muy organizado, recordando que lo que hace podamos entrar en un nuevo paradigma mundial es justamente, la libre elección de pareja, el valor de la vida, la protección de la infancia. 


Sigue Carmen Carceller esta introducción al debate, comentando que las tres mujeres terminan devastadas. Son mujeres, hemos leído algún pasaje, que siempre miran por la ventana anhelando estar fuera de ellas. Recoge una frase de Teresa F., de la última tertulia que tomó de Lacan en Encore cuando acerca el goce femenino a dios: “¿Y por qué no interpretar una faz del Otro, la faz de Dios, como lo que tiene de soporte el goce femenino?" (pag.93 "Encore", Ed. Paidós), Así, las mujeres son doblemente infieles porque están  atravesadas por otro goce mas allá del falo que toma formas divinas.


Carmen C. repasa los tres finales pues son tres posiciones femeninas que buscan otro goce que las lleva a lo Real. El caso de Bovary es algo más moderno pues está metida en el objeto de consumo, incluso quien consigue triunfar es la farmacia, lo que hoy en día vemos como farmacéuticas. Karenina es la historia de amor más elaborada, aunque joe Wright dedica mucho a la comedia fálica y nada al suicidio de la protagonista, cuando en la novela está muy explicado, muy narrado y se ve como cae sobre su yo la sombra espesa del objeto Vronsky. Cae sobre ella el odio melancólico de no ser uno en la pareja.


El público habla de cómo le sorprende la cuestión de los hijos, que carecen de importancia, además es cierto que se podrían interpretar como celos, las reacciones de Karenina con su amante, aunque justamente esto es lo que los aleja, y es como que ella anticipa lo que pasa. Carmen C. está de acuerdo en que hay un instante en que tiene que decidir y decide renunciar a los hijos, haciendo duelo, y cita a Lacan “¿Hasta qué punto renuncia una mujer por un hombre?”.


Paco H. añade que hay una progresión sobre los hijos. Karenina no quiere a su marido pero ama a su hijo, ella no deja al marido, deja al hijo que es lo que más quiere y señala que justamente a la hija que tiene con Vronsky no la quiere. Se le plantea un dilema, mujer o madre y no quiere ser madre, sino mujer.


El público añade que la hija es un impedimento para amar, y seguir teniendo la gran pasión que tiene por Vronsky.


Rosa Bardisa, entre el público, apunta que son tres mujeres que solo tienen en común la
infidelidad, clase social y que los tres autores son hombres, algo que hay que pensar, pues estas mujeres están pensadas y escritas por hombres. Para Rosa, de las tres, la más imposible, subrayando la palabra imposible, es Ana Ozores, pues no tiene vida, ni como mujer ni como madre. Karenina es la búsqueda de la pasión y Bovary es un personaje muy moderno aunque habría que zarandearla, señala Rosa, pero capta lo actual con el objeto antes y durante la crisis. Apunta que sería conveniente una cuarta película que abrochara la temática del ciclo.


Teresa Ferrer interviene retomando lo que parece el tema central que es la madre. Quiere recordar a Freud hablando de las salidas (amorosas) en el hombre o la mujer. Para el chico, la salida, una mujer del deseo y una del amor. Recuerda que a Anna, una mujer en la opera le dice, “saltarse las normas sí, pero romper las reglas no”, lo que indica que las mujeres tenían acceso a ese desdoblamiento del hombre del deseo y el amor, pero a Anna eso no le basta. Para las mujeres Freud plantea otras salidas amorosas: la primera la maternidad, seguidas de la insistencia en la masculinidad y la renuncia a la sexualidad, que parece no cuadran tampoco para Anna. Es Lacan quien hablando del estrago materno, abre la cuestión de otro goce, diferente al fálico para la mujer, y comenta que en la pasión de Anna podemos vislumbrar quizás algo de ello, en la devastación que ese amor le produce.  

Paco H. apunta a que cada una de las tres protagonistas tiene una salida distinta pero hay otra solución en Tolstoi,  la pareja que sí tiene un buen final. A. Karenina tiene envidia y rompe la pareja, pero luego aparece el odio, el rechazo hacia ella, el suicidio es más por desamor del conde pero también el desamor social siendo este rechazo para ella insoportable.

Pepe V., pregunta si este final puede pasar en todas las clases sociales o no. Margarita B. entre el público añade que esta pregunta se puede responder más desde el estrago que se ha planteado antes que desde la clase social a la que pertenece. 


Paco H. se interroga de si estas mujeres eligen a hombres ya cogidos para que les salga mal la historia. Teresa F., cree que es una elección amorosa, que no son hombres, son niñatos. Pepe V. los llama petimetres y Carmen los nombra como hombres con su mamá. Ella persigue al falo y al ver que hay un más allá del falo, es cuando aparece el deseo histérico y cuenta un chiste al respecto: ella dice: cariño, ¿me engañas con otra? Y él dice: ….mmmmm….vale.

Así pues, en la Tertulia Psicoanálisis, Cine abrocharemos con una cuarta película este ciclo “Mujeres infieles” con “La hija de Ryan” (1970) dirigida por David Lean, el próximo miércoles 11 de diciembre.

Laia Gil
29 de noviembre 2013