lunes, 16 de noviembre de 2015

jueves, 29 de octubre de 2015

"Amantes". VIDEO COMPLETO


Aquí está el video completo de la Tertulia Psicoanálisis, Cine: "Amantes". Un homenaje a Vicente Aranda. Una tertulia muy agradable, muchisimas gracias por vuestra asistencia!!

lunes, 5 de octubre de 2015

Próxima Tertulia "Amantes". Homenaje a Vicente Aranda.


El 21 de octubre, retomamos la Tertulia de Psicoanálisis, Cine con un homenaje a Vicente Aranda, tras lo cual, proseguiremos con el ciclo que veníamos haciendo "El cine de Lacan". Os iremos informando de las fechas y la filmografia.


jueves, 21 de mayo de 2015

Intervención sobre "Monsieur Verdoux", en el ciclo "El cine de Lacan".




El vivir contra natura no es sin consecuencias: inventamos cosas, dominamos los átomos, controlamos a los animales, y construimos, hacemos un entorno de cultura, pero a cambio de ser seres de lenguaje, vivimos con un desajuste por el que "pagamos" a modo de malestar ineludible. Malestar en la cultura lo llama Freud en 1930.

Los malestares que podemos ver claramente en lo social van, desde el desencuentro con el otro sexo, las problemáticas de la sexualidad, la política...etc, que intentamos soliviantar reglando la sociedad, aunque siempre hay algo que se escapa a esta  normativización, ese es el malestar en la cultura. Uno de estos malestares con los que tenemos que convivir es con el delito, el crimen que siempre acompaña a la ley, y Lacan en 1950, habla de ello en la “Introducción teórica a las funciones del psicoanálisis en criminología”, texto que voy a comentaros.

Parte, Lacan, del hecho que tanto las investigaciones judiciales como policiales, tienen como objeto la búsqueda de la verdad, (lo retomo más tarde, dejo esta idea en el aire).

Hay una concepción histórica, etnológica, de cada cultura que asiente subjetivamente a una serie de reglas. Al nacer tenemos que introducirnos en este sistema social que ya está montado, y por tanto a los castigos al no cumplirlas. La “ley hace el pecado”, es la expresión y no al revés. Que un conjunto de individuos afirme, acepte unas reglas, crea toda una serie de instituciones, por las que estas reglas pasan al acto, lo que hace responsable al grupo por acatarlas. Si uno de los miembros provoca un desequilibrio que se ha de restablecer, es tan poco responsable como individuo que la ley exige satisfacción a expensas, o bien de uno de los defensores o bien de la colectividad de un que lo cubre. Y es diferente para la persona que tiene que responder por sus actos según su juez represente al santo oficio o al tribunal del pueblo.

Tropezamos con la primera piedra: la responsabilidad, pues puede ir o no acompañada de culpabilidad. Es ahí donde Lacan se pregunta: ¿todos los criminales actúan con base a una necesidad de castigo?


Ahí es donde retomo la idea de la verdad como objeto de investigación en lo penal. Hoy en día hemos abandonado la tortura como forma de extraer una confesión. Se buscan métodos más científicos: detectores de mentiras, ADN, grabaciones de cámaras...etc. pues hoy en día no se puede confiar en la confesión, ya que la significación expiatoria del castigo ha desaparecido. La sociedad, con ideales utilitarios, está más comprometida en el movimiento acelerado de la producción capitalista que en restablecer el equilibrio ocasionado por un crimen. De modo que para llegar a la verdad, los motivos y móviles de un crimen han de ser muy claritos, creíbles, comprensibles para todos, deben ser “conductas” completamente identificables a la luz de la interpretaciónedípica, al modo de los que delinquen por conciencia de culpa (Texto de Freud de 1916,) Por eso… el pensamiento de los penalistas titubea ante un crimen cuya índole escapa a este registro: “premeditación”, “alevosía”…etc. son palabras para intentarque cuadren en el marco edipico, lo hemos visto recientemente en el caso del avión estrellado. Esto implica dos concesiones para explicar la responsabilidad del sujeto en el crimen: la similitud social y la identidad personal (que los criminales sean iguales y con motivos similares del delito), pero esto no significa deshumanizar al criminal, más bien al contrario.

Las "tendencias", ya sean del bien o del mal,del sujeto muestran deslizamientos a nivel de su satisfacción, incluso en una satisfacción criminal: El ello, implica estas elecciones fatales: robos, estafas, exhibiciones, difamaciones anónimas, pero también matrimonio, profesión, amistad. ¿Pero cómo hacer confesar a un sujeto algo que no sabe? dirá Lacan (pues recordar que el ello es totalmente inconsciente).

Monsieur Verdoux está nombrada en este contexto: El psicoanálisis en su discurso es experto en el obstáculo de la sinceridad, es experto en encontrar la "tarjeta de visita", la "firma" que cada uno en nuestro crimen dejamos y por el que no podemos responder, pero no es, desde la verdad como dato que el psicoanálisis lo indaga, no como objetivo a dilucidar, sino como dialéctica en marcha, y en marcha se mueve, se conmueve, cambia, se enrevesada; la verdad es mentirosa, mentimos sobre la verdad, nos inventamos la explicación de nuestra verdad.


M. Verdoux en un contexto de necesidad puede no estar tan loco, pues lo social utilitario del momento que he nombrado, le permite mantener a su pequeña familia, justamente en un contexto social que explica muy bien en su alegato final, la guerra hace resurgir a la economía; en este alegato, se ve la no tan encajada necesidad de la masa con la necesidad del individuo, una criminalidad que adquiere forma legal, es la impunidad del estado muy visible cuando lo vemos desde una cultura diferente, aquí nos parece irracional llevar armas para defendernos y la pena de muerte como modo de castigo. La tiranía sucede a la democracia, dirá Lacan, y opera sobre los individuos, que no son más que uno, más uno, más uno…etc. Y es que crueldad implica humanidad.

El psicoanálisis, en esta búsqueda de lo criminal ha de salir de la adición, suma, recurriendo al sujeto por sujeto, pescando en cada uno esa singularidad ante la ley, pues haya o no culpabilidad, y MV no la tiene, ante ese crimen de cada uno, la responsabilidad subjetiva no deja de estar aunque la colectiva lo vele. Uno no sabe que se satisface, ni de que se satisface, respondiendo a la pregunta de antes,pero es responsable, no de no saberlo, sino justamente de satisfacerse ahí, y no en otro lugar.


Laia Gil Chafer
Valencia, 20 de mayo del 2015