José Vanaclocha, nos introduce cinematográficamente en la
novela de Tolstoi, encontrando que ha sido versionada muchísimas veces, la
primera de ella bajo el nombre “Amor” protagonizada por Greta Garbo aún en cine
mudo, aprovechando la historia de amor entre los dos actores protagonistas. La
misma Garbo protagoniza lo que J. Vanaclocha considera la versión más
interesante, de 1935, dirigida por Clarence Brown. En 1948 la interpreta Vivien
Leigh, y la última, del 2012, por Keira knighley y dirigida por Joe Wright es
la más floja en su opinión. Las demás versiones llegan a España en la gran
pantalla, aunque en realidad son series televisivas, interpretadas, entre otras
por Jacqueline Bisset, o Sophie Marceau. José Vanaclocha, pasando la palabra a
la mesa, lanza un interrogante, y es que tras ver las tres películas que nos
han ocupado, La regenta, Madame Bovary y Anna Karenina, se pregunta qué
diferencia a Madame Bovary de Anna Karenina, Pues la regenta sí está en un
entorno rural, hay la religión, pero las dos últimas tienen mucho más en común.
¿En que es distinta Anna Karenina de M. Bovary?
Paco Hernández, continúa con la tertulia, no sin mencionar
que aunque parezcan cuestiones clásicas, la lectura de la modernidad en estas u
otras películas, no es según el objeto que se plantea sino según quien lo
observe, pasando a hacer una perspectiva histórica de la alta sociedad
moscovita de la época de Tolstoi, formada por nobles, militares y burgueses, y
recordando que cuando la novela es publicada en 1887, hace tan solo 17 años que
se abolió la esclavitud en Rusia. Esto es algo que descoloca a la alta
sociedad, incluso en cuanto a la elección de pareja. Es una complicación para
las madres que antes no tenían que afrontar, a la hora de instruir a sus hijas
para elegir marido. Esta elección amorosa ya no es de los padres, como era
habitual hasta entonces, sino de las jóvenes y ya no por otras causas, sino por
amor. Este desajuste hace que las elecciones de estas mujeres, sean un
rompecabezas. A este propósito Paco H.
lee un pasaje de Tolstoi: “La mujer es un tema inagotable: por más que la
estudie uno, siempre encuentra algo nuevo” [Ed.
ALBA, 2012. (p.214)].
Teresa Ferrer, en este punto agradece a Paco H. que nombre
la cuestión del matrimonio porque ahora, en nuestros tiempos, parece algo muy
organizado, recordando que lo que hace podamos entrar en un nuevo paradigma
mundial es justamente, la libre elección de pareja, el valor de la vida, la
protección de la infancia.
Sigue
Carmen Carceller esta introducción al debate, comentando que las tres mujeres
terminan devastadas. Son mujeres, hemos leído algún pasaje, que siempre miran
por la ventana anhelando estar fuera de ellas. Recoge una frase de Teresa F., de la última tertulia que tomó
de Lacan en Encore cuando acerca el goce femenino a dios: “¿Y por qué no
interpretar una faz del Otro, la faz de Dios, como lo
que tiene de soporte el goce femenino?" (pag.93 "Encore", Ed. Paidós), Así, las mujeres
son doblemente infieles porque están atravesadas por otro goce mas allá
del falo que toma formas divinas.
Carmen C. repasa los tres finales pues son tres posiciones
femeninas que buscan otro goce que las lleva a lo Real. El caso de Bovary es
algo más moderno pues está metida en el objeto de consumo, incluso quien
consigue triunfar es la farmacia, lo que hoy en día vemos como farmacéuticas.
Karenina es la historia de amor más elaborada, aunque joe Wright dedica mucho a
la comedia fálica y nada al suicidio de la protagonista, cuando en la novela
está muy explicado, muy narrado y se ve como cae sobre su yo la sombra espesa
del objeto Vronsky. Cae sobre ella el odio melancólico de no ser uno en la
pareja.
El público habla de cómo le sorprende la cuestión de los
hijos, que carecen de importancia, además es cierto que se podrían interpretar
como celos, las reacciones de Karenina con su amante, aunque justamente esto es
lo que los aleja, y es como que ella anticipa lo que pasa. Carmen C. está de
acuerdo en que hay un instante en que tiene que decidir y decide renunciar a
los hijos, haciendo duelo, y cita a Lacan “¿Hasta qué punto renuncia una mujer
por un hombre?”.
Paco H. añade que hay una progresión sobre los hijos.
Karenina no quiere a su marido pero ama a su hijo, ella no deja al marido, deja
al hijo que es lo que más quiere y señala que justamente a la hija que tiene
con Vronsky no la quiere. Se le plantea un dilema, mujer o madre y no quiere
ser madre, sino mujer.
El público añade que la hija es un impedimento para amar, y
seguir teniendo la gran pasión que tiene por Vronsky.
Rosa Bardisa, entre el público, apunta que son tres mujeres
que solo tienen en común la
infidelidad, clase social y que los tres autores son hombres, algo que hay que pensar, pues estas mujeres están pensadas y escritas por hombres. Para Rosa, de las tres, la más imposible, subrayando la palabra imposible, es Ana Ozores, pues no tiene vida, ni como mujer ni como madre. Karenina es la búsqueda de la pasión y Bovary es un personaje muy moderno aunque habría que zarandearla, señala Rosa, pero capta lo actual con el objeto antes y durante la crisis. Apunta que sería conveniente una cuarta película que abrochara la temática del ciclo.
infidelidad, clase social y que los tres autores son hombres, algo que hay que pensar, pues estas mujeres están pensadas y escritas por hombres. Para Rosa, de las tres, la más imposible, subrayando la palabra imposible, es Ana Ozores, pues no tiene vida, ni como mujer ni como madre. Karenina es la búsqueda de la pasión y Bovary es un personaje muy moderno aunque habría que zarandearla, señala Rosa, pero capta lo actual con el objeto antes y durante la crisis. Apunta que sería conveniente una cuarta película que abrochara la temática del ciclo.
Teresa Ferrer interviene retomando lo que parece el tema
central que es la madre. Quiere recordar a Freud hablando de las salidas (amorosas)
en el hombre o la mujer. Para el chico, la salida, una mujer del deseo y una del
amor. Recuerda que a Anna, una mujer en la opera le dice, “saltarse las normas sí,
pero romper las reglas no”, lo que indica que las mujeres tenían acceso a ese
desdoblamiento del hombre del deseo y el amor, pero a Anna eso no le basta.
Para las mujeres Freud plantea otras salidas amorosas: la primera la
maternidad, seguidas de la insistencia en la masculinidad y la renuncia a la
sexualidad, que parece no cuadran tampoco para Anna. Es Lacan quien hablando
del estrago materno, abre la cuestión de otro goce, diferente al fálico para la
mujer, y comenta que en la pasión de Anna podemos vislumbrar quizás algo de
ello, en la devastación que ese amor le produce.
Paco H. apunta a que cada una de las tres protagonistas
tiene una salida distinta pero hay otra solución en Tolstoi, la pareja que sí tiene un buen final. A.
Karenina tiene envidia y rompe la pareja, pero luego aparece el odio, el
rechazo hacia ella, el suicidio es más por desamor del conde pero también el
desamor social siendo este rechazo para ella insoportable.
Pepe V., pregunta si este final puede pasar en todas las
clases sociales o no. Margarita B. entre el público añade que esta pregunta se puede
responder más desde el estrago que se ha planteado antes que desde la clase
social a la que pertenece.
Paco H. se interroga de si estas mujeres eligen a hombres ya
cogidos para que les salga mal la historia. Teresa F., cree que es una elección
amorosa, que no son hombres, son niñatos. Pepe V. los llama petimetres y Carmen
los nombra como hombres con su mamá. Ella persigue al falo y al ver que hay un
más allá del falo, es cuando aparece el deseo histérico y cuenta un chiste al
respecto: ella dice: cariño, ¿me engañas con otra? Y él dice: ….mmmmm….vale.
Así pues, en la
Tertulia Psicoanálisis, Cine abrocharemos con una cuarta
película este ciclo “Mujeres infieles” con “La hija de Ryan” (1970) dirigida
por David Lean, el próximo miércoles 11 de diciembre.
Laia Gil
29 de noviembre 2013
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